sábado, 21 de junio de 2008

Certificado de buena salud

La salud puede ser una recomendación e, incluso, me parece bueno que se aconseje y se informe acerca de "cómo llevar una vida sana". Pero creo que es una aberración de corte fascista que tanto la ley como las religiones o los líderes de opinión me quieran obligar a ser sana. Bueno, las religiones y los medios no tienen la potestad de obligar a nadie, a lo sumo serán "militantes de la salud". Pero la ley sí, en tanto conjunto de derechos y obligaciones.

Entonces me pregunto: si una persona elige llevar una vida intensa y basada en los excesos, conciente de que por esa elección tal vez viva menos años que la gente "sana", ¿quién tiene autoridad para prohibírselo? ¿No es una decisión personal y respetable? Si no puedo tomar esa decisión, ¿tiene sentido poder tomar otras? ¿Pancho o hamburguesa? Dejame de joder...

Dálmiro Sáenz siempre dice algo que me gusta mucho, y es algo así como "El fascismo de los sanos es insoportable. Yo tengo la teoría de que ser sano en un mundo enfermo es una manera de ser enfermo. Hay una prepotencia de la salud insoportable. ¿Por qué hay que ser sano? ¿Quién inventó eso?"

Así que bueno, yo en sintonía, me atajo: ¡NO ME INTERESA SER SANA! Gracias por los consejos pero no estoy interesada. Me interesan otras cosas antes, PREFIERO EL VICIO, LA MUSICA Y EL AMOR (un aplauso a Andrés Calamaro, por la palabra justa)

DROGAS PARA TODOS Y GOOD SHOW

jueves, 12 de junio de 2008

La verdadera libertad

Quienes me conocen saben que suelo ser repetitiva con el temita-de-la-libertad, pero también saben que no me importa ser repetitiva. Ahora lo escribo también. No me canso de decir (de pensar, de sentir) que la palabra LIBERTAD es la que le da sentido al resto. Sin libertad, nada.

La millonada de cuidadanos que vivimos en democracia a veces pensamos que tenemos libertad, porque podemos decir y hacer lo que queremos (uso el plural y me incluyo por pura humildad, no es así como lo siento). Pero la libertad, la que a mí me interesa, no es esa, la de decir y hacer. Esa es muy fácil, es pedir muy poco. La que yo digo es más visceral. ¿Cómo hablar de la libertad del espíritu y no sonar cursi? Qué paradójico que sea trillado hablar de la libertad espiritual y que poca gente la practique. Y qué desalentador.

Desalentador que la libertad tenga más enemigos que amigos. La Iglesia (menos mal que Dios libera), la derecha, Estados Unidos. Esos son los clásicos. Me da tanto o más miedo pensar en esos ciudadanos que se creen libres de decir y hacer, pero "a la droga hay que prohibirla" y "al aborto también" y "los putos no se pueden casar". No puedo elegir la droga, el aborto, si soy lesbiana no puedo elegir casarme... Me parece que el ejercicio de la libertad tiene como principal verbo el elegir, si no puedo elegir no tengo libertad, y si no estoy a favor estoy en contra, y si estoy en contra soy igual que la derecha, que la Iglesia o que Mirtha Legrand.

DROGAS PARA TODOS Y GOOD SHOW