martes, 1 de julio de 2008

El fucking opio de los pueblos

Dios ha muerto.

Y si no es un cínico con un sentido del humor graciosísimo pero muy cruel.
Y si no está en coma, o con demencia senil.
Y si no es malo, es un guacho hijo de puta!

Si Dios es Todopoderoso, yo creo que de alguna manera intervendría para auxiliar a su raza favorita. O capaz que a esta altura ya nos odia y por eso no nos ayuda...
Si Dios es Misericordioso, no manda a nadie al infierno. Esta característica le da un aire de "buenudo", no?

¿No es más fácil aceptar que, a lo mejor, Dios no existe y dejar de preocuparse por retos o castigos eternos o qué hay más allá? Bueno, no, más fácil no es. La religión es una comodidad en cierto modo.

La fe es algo que no se finge, se siente. Yo no la siento. Siempre sentí que las religiones van, y han ido siempre, en contra de la inteligencia y el sentido común. A veces pienso que, dada la forma en que ha evolucionado el mundo, el hombre, las sociedades, es decir, dado el devenir histórico, ya no hay lugar para las religiones. No sé, siento que, afortunadamente, la "vida siglo XXI" transita por caminos más terrenales.
Pero no, estoy equivocadísima, no sólo las religiones no desaparecieron, sino que encontraron en este siglo su expresión más fatalista: "¡¡Pare de sufrir!!", "¿Por qué nos pasan cosas malas?". Y la gente, llena de problemas (esos sí, vamos a tener siempre) corre a entregar su último restito de dignidad al primer gauchito con acento brasilero.

HAGA PATRIA, INCENDIE UNA IGLESIA.